martes, 18 de agosto de 2009

Confesiones de una huidiza (Parte 1)

Parece que cada acontecimiento familiar se convierte en la ocasión propicia para realizar todo lo contrario a lo dictado por las normas sociales convencionales y sacar a lustre la verdadera personalidad, ganándose el rutinario resondrón de los padres que no toleran que sus hijos los hagan quedar mal entre los allegados y alguno que otro pariente conocido.

Es un miércoles por la noche y los familiares empiezan a llegar a la celebración del cumpleaños número 40 de mi prima. Ella ha venido desde el extranjero así que la celebración merece ser doble y sus padres han prometido “tirar la casa por la ventana”.
Los miembros de la orquesta contratada para animar la fiesta acomodan sus instrumentos, los invitados hacen lo propio y se van acomodando en las sillas, están distribuidas en dos líneas paralelas, como para que todos se puedan ver las caras.
Y allí estoy yo, llegando junto con mis papás y hermano y sintiéndome más perdida que cuy en tómbola a pesar de estar “en familia”. Lo mejor aún no está por comenzar.
Los encuentros con la familia son una vez a las quinientas, aunque en este caso no es sólo familia mía sino de mi prima, es decir no conozco a nadie de mi edad y o estoy rodeada de gente mayor o de niños que andan en pañales.
Las presentaciones y saluditos de rigor son lo usual así como los comentarios –a veces desatinados-:

- ¿Eres la hija de Gloris?, ¡Cómo has crecido¡ y tu hermanito también, es tu mayor ¿verdad? –Grrr! ¡mi hermano es menor que yo!, ¡tiene barba y es más alto pero es MENOR!-

La gente está sentada, los grupos de conversación se arman y yo –la única joven- me pongo a mirar a la gente y prestar atención a sus conversaciones, temas comunes: los hijos, los achaques de la vejez y la salud. Un par de critters pasan correteando por la sala, un bebé llora para que le cambien el pañal.
El aburrimiento puede más –lastimosamente no soy la chica sencilla que se acomoda a todo y que tanto desearía mi madre, ¿Por qué será?- y me retiro pro otros lares. Quisiera conversar con la agasajada pero está conversando con muchos invitados así que mejor no interrumpirla.
En la cocina, todos están ajetreados ultimando los detalles de la comida –aprovecho para gorrear un poco, y saludar a los que no había visto- mejor salgo de allí.
En la mesa del bufete se avistan todos los tragos listos para ser servidos (wiskey, licor de café, cerveza, ron, uhmmm ¿por allí vi un bayley’s?) y mis instintos borrachines quieren tratar de salir –ni siquiera sabía el por qué-.
No bailaré pero al menos tomaré –digo para mis adentros- pero ¿cómo hago para coger los tragos sin que se den cuenta? Es muy temprano, aún no bailan, así que mejor espero un rato.
Mi sobrina aparece y por fin me siento acompañada, junto a ella está mi hermano. Como la fotógrafa oficial de todos los eventos familiares mi sobrina tiene que estar presente para captar LOS HEChOS, me animo a darle una mano.
Ya pasó media hora, la gente está comenzando a bailar y yo me escondo para que no me obliguen a bailar, Mi sobrina y yo estamos en una interesante conversa junto con mi hermano, hasta que ella suelta la pregunta esperada: ¿Quieren probar cuba libre?
Un sí unánime..cogemos de manera el limón, el ron y la coca cola, sólo falta prepararlo..ahora ¿Dónde tomamos?

CONTINUARA..

lunes, 17 de agosto de 2009

¿Todo tiempo pasado fue mejor?

¡Y comenzaron las clases!, esta noctambula ya está durmiendo y puede justificar su ausencia debido a una crisis de inspiración. Así es, una crisis de inspiración que recién la animó a postear por estas fechas (siendo este el primer postde agosto). Nunca es tarde para expresarse - así los temas no sean "interesantes" pues no son ni de política ni de historia-, o al menos eso creo.
Como buena cinéfila asistí al festival de cine de Lima y aunque la película que ví no ganó (siempre me pasa, parece que no tengo un buen olfato para las películas ganadoras) puedo decir que permitió ampliar mis gustos en cuanto a comedia. Me hubiera gustado ver más películas pero ante el precio (13 soles estudiante y 20 soles adulto) no me fue posible. Es una lástima pues si realmente se desea que todos puedan tener un igual acceso a películas latinoamericanas se debería bajar un poco los precios, de esa manera uno podría apreciar más cosas, pero así es el sistema. Tendré que darme una vuelta por polvos azules, no me queda otra.
En fin, como dije un nuevo ciclo, más stress, más lecturas, más conflictos existenciales y más necesidad de conseguir un trabajo con una mejor remuneración que permita financiar mis cortos, jeje.
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Siguiendo con la onda reflexiva de este blog es necesario contar la anécdota (¿?) que le dio el título a este post.

Cada inicio de ciclo es costumbre mía ordenar mis cosas y cachivaches para recibir la papelería del ciclo entrante, es así como encontré una agenda mía (una Pascualina, para variar) del año 2006, el año en que comencé la universidad y en el que comencé a trabajar por primera vez.

Usualmente no leería un diario mío de esa época (llena de ingenuidad y esperanza) pero por estar de buen humor me animé a leer las páginas de las fechas entre agosto y diciembre -como tratando de rememorar qué hice yo por estas épocas hace tres años- es así como un hecho en particular empezó a evocar en mí recuerdos: en aquel ciclo de la universidad un chico con el que compartía una clase comenzó a gustarme. ¡Gran cosa! diría en sarcasmo -y es que suena muy cursi-, pero lo especial aquí es cómo ello empezó afectarme -no uso afectar en el sentido peyorativo-, es muy gracioso pues en esa época yo aún creía en la existencia del príncipe azul y veía al pata tan "perfecto": era guapo, estudioso, carismatico, amable, sencillo, osea yo me babeaba por él y así tenía mi aliciente para no faltar a ninguna clase.
Lo curisoso es que por más que tenía sintomas de todas esas comedias gringas (cuando yo alucinaba sólo proque intercambiábamos un par de palabras o un saludo, o cuando quería hablarle y lo veía al lado de otra chica linda, etc.), no tuvo un final feliz: el ciclo acabó y no lo volví a ver hasta que entré a facultad y bueno, ahora ni lo saludo porque dudo que se recuerde de la chica que le prestó su cuaderno.
La timidez jugó un papel importante, pero vayamos con la cuestión de fondo: leer lo que yo escribía mis ilusiones, mis penas y reflexiones (como siempre, con un buen soundtrack incluido) y ello me ayudó a ver cuánto había cambiado hasta hoy. Es más me ha dado nostalgia por aquel pata, porque por más que no lo conocí a fondo, me gustaba mucho (no mencionará las palabras cursis que puse sobre él en el diario).
Girando un poco el asunto, veo que cuando se recuerdan tiempos pasados (ya sea en política, deportes o música), al gente siempre habla buenas cosas y dice que ahora estamos mal, lo curiosos es que en esa época la gente también se quejaba.
No pretendo insinuar que ahora todo es de maravillas (por supuesto que no), sino que esa nostalgia porque el tiempo que se vivió fue bonito y no es como el de ahora es tan usual que no sé si uno deba aprender a valorar el presente pues en un futuro lo añorarán por ser éste mejor que lo que se viene.
La noctámbula, volvera con más post y mientras tanto tratará de ocultar todos los diarios que haya tenido. Feliz semana.