lunes, 26 de enero de 2009

DESVENTURAS DE UNA ENCUESTADORA



¡No me gusta encuestar!, es muy pesado tener que recibir gente de mal humor que se niega a brindarte unos minutos de su tiempo desconfiando de tu persona. Es horrible caminar bajo el sol, darte la vuelta entera a la manzana que te toca encuestar y no encontrar a las dos o tres personas que cumplan el perfil que te falta. Morirse de sed, no saber a qué lugar de la tremenda Lima te tocará ir, no completar tus encuestas antes de que anochezca, repetir mil veces la misma frase –y por obligación textualmente-, enfrentar el desgano de quienes no quieren terminar la encuesta, de los que filosofan cada pregunta y te retrasan, soportar las exigencias de los supervisores…


Hay un largo etc. en contra pero al menos ganas algo de dinero, conoces la realidad social y es más útil que quedarte en casa preguntándote qué será de tu vida.
Es por ello que decidí emplear mi tiempo nuevamente en la sacrificada misión de encuestar a desconocidos, desconocidos de diferente sexo y edad, los cuales brindándome su opinión acerca de diversos temas de coyuntura están colaborando para elaborar un gran patrón de la sociedad limeña.
Dichosa tarea la de ser uno entre tantos los que encuesta y ganarse con lo que opinan de Alan, de Lourdes, de los ministros, de la economía, del alcalde. Dichosa también la tarea de conocer a todo tipo de personas cuyas opiniones son tan variadas como las condiciones sociales en las que viven.


Y COMENZO EL FAENON
Con la flojera guardada en los bolsillos, puse un poco de agua helada en una botella –necesario para combatir el caluroso clima y la larga caminata-, tajé mi lapicito mongol, junté todas las separatas en el práctico tablerito y emprendí a la aventura, tratando de alejar los pensamientos pesimistas de mi cabeza.

El primer paso, ubicar la zona. Tomé el micro equivocado y tuve que caminar varias, pero varias cuadras para llegar al destino fijado. Uhmm no importa -pensé-, a ver si así hago ejercicio.
Gracias a la amable orientación de un sereno pude encontrar la calle y cerciorarme de que estaba en la manzana seleccionada. Tras rellenar los datos de rigor, me encorajiné y toqué la primera puerta, no hubo respuesta, toqué la siguiente, tampoco. A la tercera la vencida y así fue. Tras haber persuadido al único que me había abierto la puerta pude completar mi primera encuesta, lastimosamente, encontrar a los siete individuos restantes fue la tarea más difícil que me tocó a lo largo del día.
O no abrían la puerta o tenían excusas para no responder, algunos amablemente se negaban otros simplemente me confundían con vendedora, impulsadora, evangelista –yo que sé- y sin mucha decencia me cerraban la puerta en la cara. No me dejaban siquiera terminar y respondían la frase típica que se le da a un vendedor: “Todavía no, la próxima ¿ya?”
Más gracioso era cuando tras todo tu rollo te preguntaban: ¿Qué ofreces?. Supongo que cuando ven a un extraño con mochila tocar puertas seguidas da la impresión de que o es un vendedor o un testigo de Jehová, nada positivo tras las intenciones un desconocido.
La zona que me tocó era parte viviendas, parte negocios y parte fábricas. Debido a que sólo podemos encuestar viviendas mis posibilidades de encontrar personas aptas para ser encuestadas eran muy limitadas. Tendría que mejorar mi estrategia para no regresar con el rabo entre las piernas.

NO LE ABRAS LA PUERTA A EXTRAÑOS
Nos solían repetir en las capacitaciones que “La amabilidad abre puertas”, no lo confirmo del todo. Si eres brusco obviamente te tiran un portazo que te deja sin nariz, pero si eres demasiado sweet te tiran la puerta con más ganas. La experiencia lo dice tras intentarlo con dos jubiladitos que estaban en sus negocios.
Evaluando fríamente, ¿donde queda la frase que nos enseñan desde niños: “No le abras la puerta a extraños”?
Con la inseguridad que existe en la actualidad, con los múltiples casos de robos que los noticieros chicha nos muestran día a día, es natural desconfiar de todos, hasta de una chica con cara de niñita inocente y sonrisa amable, ¿podría ser una secuestradora noo?
Es el sistema, no hay nada que se pueda solucionar a corto plazo. Prosigamos con las excusas, pude encuestar a un señor que amablemente se ofreció a responder, ¡ya tenía dos encuestas!. Ahora para seguir debía completar mi cuota femenina lo cual es difícil en el horario de la mañana donde las amas de casa se encuentran cocinando para el almuerzo y que obviamente te responden negativamente, tenemos el caso de una señora que conversaba desde su balcón con la vecina del frente y que cuando le pedí unos minutos de su tiempo para responder la encuesta respondió que estaba ocupada.
Luego de rechazos múltiples debía caminar y encontrar alguna vivienda extra, sólo encontraba negocios, quintas y fábricas.
Gracias a ello pude darme cuenta que realmente hay zonas en donde Lima está tugurizada: en una vivienda encontramos a un montón de personas viviendo, recovecos, negocios. Tal vez por ello me era inaccesible llegar a hablar con todos. Había personas que como estaban en el tercer o cuarto piso de su vivienda se quedaban allí, esperando que les gritara mi memorizada presentación:

- ¡BUENOS DIAS SEÑOR, ESTAMOS REALIZANDO UN PROCESO DE ENCUESTAS!!
- ¡Más fuerte no te escuchooooo!
- ME CONCEDERÍA UNOS MINUTOS DE SU TIEMPOOOOO!!!
- ¿quÉeeeeee?

Para sumar algunas anécdotas, A.M una amiga que también encuesta me contó que cuando tocó una puerta el tipo que le abrió le dijo en su cara: ERES SATANÁS, SATANÁS. Con sarcasmo de siempre ella sólo atinó a responderle: Que Dios lo Bendiga.
No sabes con quien te vas a encontrar, o es alguien que desea ayudarte y no cumple con los requisitos para ser encuestado, o es un refunfuñon que dice estar ocupado en su negocio, el cual luce vacío. Se te baja la moral cuando no encuentras a nadie pero el hallar a alguien que sin problemas accede a ayudarte, te da energías para seguir el camino.

En los momentos difíciles me repetía que nunca más lo volvería a hacer, para mí simplemente era una tortura, como si pagara por mis pecados. Hay que tomar con buen humor las cosas, lo sé, pero tras enfrentar la descortesía la misma cantidad de veces, era necesario hacer un alto y analizar la situación.
Lo sorprendente es que en el 90% de personas encuestadas se negaron inicialmente. Tratando de ponerles la sonrisa Kolynos y la cara de pollito y usando argumentos de persuasión espontáneos, logré que me atendieran. Supongo que es el calor el que pone a la gente de mal humor. No voy a decir que TODOS son así, la anterior vez que encuesté –fue en invierno- gocé de más amabilidad de su parte –en otra zona, para variar-.
Dos días me tomó encontrar a los valientes que respondieron las cuatro hojas de encuesta –incluyendo a un tipo que se demoraba en responder cada pregunta porque a todo le encontraba ambigüedad-.
DOS DIAS y UNA ZONA, mis coleguitas hicieron el doble de encuestas en el mismo tiempo.

¿EN CONCLUSION?
Tantas palabras merecen un balance de la jornada, Veamos: conocí una nueva parte de la ciudad y la cotidianeidad de algunos de éstos, casi me muerde un perro, el sol me quemó la cara, terminé con un bronceado de camionero y con la convicción – a pesar de que económicamente no me conviene- de no volver a hacerlo nunca más. La idea no se me salió ni cuando vi a mis compañeros contar jocosamente y con ánimo positivo sus anécdotas y hablar del próximo proceso de encuestas. Aquí algunos de sus comentarios:
- A mí si me tocó gente amable, qué raro que te haya pasado eso.
- A mi me fue muy bien.
- Suele pasar, pero hay que sonreírles.
- ¿Sólo hiciste una zona?

Por dentro me daba rabia no poder ser igual de lechuga y tomarme menos en serio las cosas. ¿Seré una cobarde por cansarme de esa vaina? ¿Acaso ellos tienen superpoderes contra los vecinos malcriados? ¿Por qué no puedo hacerlo yo?
Y así, pensando y pensando, balanceando pros y contras, pensando en el pago que ya no tendría (pago que hasta el momento de la escritura de este post no recibo), decidí que esas cosas pasan y te ayudan a conocer la realidad de la tan tugurizada ciudad. Conocer a sus habitantes es también conocernos a nosotros mismos supongo, por lo tanto –fiel al castigo- una nueva aventura en algún rincón de Lima para conocer las opiniones de los ciudadanos no me caería mal, ¿o sí?.

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Acá les muestro el video de la canción que tuve en mi mente durante todo el recorrido y que curiosamente, tiene partes que se parecen a mi historia, cítese el ejemplo: “Caminando, se me va la vida caminando, caminando, tantas millas me están agotando”, el título es igual de esperanzador: “Hasta el fin del Mundo”.

domingo, 18 de enero de 2009

Y LOS SOLITARIOS SE ACOMPAÑARON EN SU SOLEDAD




Al parecer en mi círculo de amistades las decepciones amorosas van y vienen, podría incluso dividir sus opiniones en tres grupos: el primero, los que inician relaciones sentimentales pero se quejan todo el tiempo de las fallas en éstas; el segundo, ubicado al otro extremo, en donde están los que se lamentan de no poder entablar ninguna relación. El tercer y último grupo -ubicado en un término medio de ambas posiciones- es el de aquellos cuyas desilusiones amorosas les hacen afirmar que aún no han encontrado al hombre ideal pero que en algún lugar está ese individuo y lo van a esperar.
“Una princesita merece a un príncipe” es la frase que una amiga me repite constantemente –sin comentarios- y ésta no hace más que retumbar en mi cabeza y elucubrar una serie de conclusiones. Curiosa frase pero extraña la forma en que suena: ¿Así que me decepciono de alguien y entonces me doy cuenta que sólo un hombre de características súper especiales podrá aquejar ese dolor? o ¿Pretendemos estar molestas por los rechazos de ese malnacido y entonces lo menospreciamos como la zorra con las uvas?
Vaya manera de querer olvidar, ¿Funcionará?
No lo sabremos hasta ver los resultados, mientras tanto que más da, lo principal de todo ello es que cuando nos dan nuestras rabietas, nuestras quejas, narramos nuestras ilusiones y desilusiones tenemos a un grupo de acogedores amigos prestos a aconsejarnos y a contarnos también sus pesares convirtiéndose en una especie de intercambio de consejos, lecciones y de historias. Y aunque estén divididos en los no creyentes o creyentes en el amor -y también a los que les da lo mismo-, sus puntos de vista serán válidos acorde a la situación que queramos desahogar.
Parece un club, “El club de los Desamorados” (los burlones dirán “los despechados” pero creo que el club desborda ese término e incluye más cosas).

Mientras almorzaba con mi hermano le pregunté si ya había hecho amigos en la academia, ante su negativa le cuestioné el hecho de que siguiera almorzando solo en aquel lugar.
- No como solo, como acompañado
- ¿de quien?
- de las otras personas que también comen solas
- ¿así? ¿sin hablarse?
- Los solitarios nos acompañamos en nuestra soledad

En un primer momento pensé que era un pretexto para justificar su flojera de entablar relaciones interpersonales, pero en un segundo plano apliqué la sabia frase a la vida cotidiana y llegué a la cuenta de que “El club de los desamorados” ha sido básicamente eso. Personas con gustos comunes y con puntos de vista similares acerca de la sociedad –es por ello la amistad-, pero sobre todo con la capacidad de acoger a cuanto compañero con líos amorosos lo necesite. Y pese a que muchas veces ellos tampoco tengan la cura a sus dolores, al menos el apoyo y la compañía sirven para paliar cualquier rebrote.
Es así como los solitarios se acompañan en su soledad.
¿Por qué quejarse de su “soltería” teniendo amigos así? no me atreveré a responder la pregunta, lo dejo a su criterio. Sólo me queda enumerar algunas lecciones que aprendí en “El club de los desamorados”.
- Formando parte del grupo puedes conocerte en tu soledad como persona y como amigo. ¿Podrías hacer estas cosas en otras circunstancias?
- Al acostumbrarte a valerte por ti mismo y encontrar que otros también son así adquieres más fuerzas para enfrentar las dificultades.
- No hay de qué lamentarse mientras tengas amigos en quien confiar.
- Una amistad perdura más que un romance.

Cuenta Borges en un libro una anécdota de Schoppenhauer: él salía a pasear por el bosque y se encontró con una señorita que hacía lo propio todos los días, a ella le encantaba pasear sola por el bosque, Schopenhauer disfrutaba también haciendo lo mismo. Un día ambos salieron a caminar al mismo tiempo pero por su lado. Y entonces los solitarios se acompañaron en su soledad.

La siguiente canción es para aquellos que se acompañaron en su soledad y terminaron con resultados inesperados, y también para los que se identifican con “El club de los desamorados”.

miércoles, 7 de enero de 2009

CUESTIONES DE LA VIDA (JUVENIL O NO): ¿POR QUÉ ME PASA ESTO A MÍ?

A continuación un artículo que escribí hace un par de meses pero que recién me animo a postear por la cobardía que sentía en se momento. Asumiendo las consecuencias de lo que pueda resultar ahí les va.

Son más de las 8y30pm, estoy a un paso de mis exámenes finales en la universidad (a una semana) y debo redactar tres monografías. Debería aprovechar lo que queda del feriado para realizar las actividades académicas que me ayudarán a dar un buen examen, sin embargo estoy aquí, sentada en mi cama cogiendo un lapicero y un papel encorajinándome para escribir sobre el asunto que ha estado ocupando cabeza y no me deja despejarla para cosas más fundamentales. Con ello no digo que no sea importante pero PLEASE! ¡Ahorita necesito estudiar! –lo peor de todo es que no tengo ganas-.
Supongo que dedicándole un tiempo a pensar seriamente en ello, expulsando en el papel todas mis concepciones y prejuicios sobre el asunto podré estar en paz conmigo misma y proseguir con mi ensayo acerca de los blogs –qué paradoja ¿verdad?-

La atracción que siento hacia un pata (uno de tantos ¿y qué?) debe ser explicada por ser la enésima vez que me topo con ilusiones “no correspondidas”. Son muchos los casos por lo tanto es justo y necesario realizar una especie de análisis acerca de éste fenómeno que le ocurre a varias (cada una lo afronta de diferente manera, por supuesto) llamada “atracción”, “gusto”, “ilusión” (no enamoramiento OJO).
Ocurre en el momento en el que menos te lo esperas -a veces hasta de la persona que menos esperas- y te llena la cabeza, analizándolo al detalle, creando en ti ideas que obviamente fuera de nuestra mente no son reales. ¿Y cómo así?
Conoces a un pata, te empieza a llamar la atención, luego empiezas a encontrarte con él seguido (llevan clases juntos, tienen amigos en común, etc), tras ésta primera impresión y dadas las circunstancias ocurre lo que aprendí en mi clase de psicología social : “La proximidad incrementa la atracción interpersonal”. A partir de allí comienzas a darte cuenta de que te atrae. ¡Qué novedad!, pues no. Esto ocurre a diario, la cuestión es cómo lo afrontamos y qué desenlace tiene la historia, en un gran porcentaje termina en gusto mutuo, enamoramiento y consolidación de una pareja. En mi caso – y no sé si en el de otras- acaba con que ese individuo se te mete a la cabeza y no sale hasta que otro sujeto ocupa su lugar o una grave decepción te haga cambiar de parecer-, todo esto en la mente pues en la vida real el pata ni bola te da y todo queda en una “echada de ojo” que no pudo ser.
¡Si enumerara la lista de patas que ocuparon mi cabeza! ¡Wau! cada caso tan similar y diferente a la vez. Diferencias por cómo entraron y salieron de mi lista de gustos y similitud en el desenlace (¡no pasó nada!) y en cómo afronté la vaina.
Así es, de manera tan similar enfrenté el problema que a mis 19 años me convierte en una experta en el caso (modestias aparte).
No vale la pena mencionar al que ocupa mis pensamientos ahora y la razón es simple: De acá a un tiempo me arrepentiré el haberle dedicado unas líneas, tal vez no se lo merezca.
En fin, así que a continuación no hablaré de un sujeto en específico sino en la conjunción de todos los sujetos de mis fallidas experiencias a los que llamaré Mr. X.
Señalaré en un análisis inductivo, la manera cómo esto se presenta, en once pasos característicos, debido a la longitud del texto pueden saltarse algunos si quieren:

1. Conoces a un pata que te vas dando cuenta cumple los requisitos que quieres encontrar en un chico.
Ya sea en universidad, colegio, instituto, etc, encuentras a alguien al que puede ser no prestes atención al inicio (no me creo eso del flechazo) pero que a medida que interactúas con él, o en todo caso lo observas, te das cuenta que tiene lo que buscas – vale aclarar que la mente no te dice si es que la imagen que te formas es real-
A partir de esas conjeturas le prestas mayor atención y te esfuerzas por interactuar más seguido con esa persona. Ya te diste cuenta de que te gusta y ahora, ¿Cuáles son las consecuencias?

2. Tratando de acercarte a él y haciéndote notar puedes llegar a caerle bien aunque a suele ocurrir que esos esfuerzos
Quieres hacerte conocer, quieres resaltar entre todos los individuos con los que interactúa y tratas de idear una manera de acercarte que en plan figura como excelente pero al momento de ejecutarla se termina convirtiendo en un chasco gracias a la que te arrepientes todo el día. O le caes chinche por algún desliz (fácil ni le importas, pero según tú él te considera una loca neurótica) o simplemente al momento de reflexionar sobre lo que hiciste sientes que debiste hacer algo más, que la timidez te lo impidió, etc.
En fin, 90% de los intentos por acercarte son más que fallidos.

3. Como resultado, te fijas en las acciones de él hacia ti ¿le gustarás? ¿le caerás bien?
El mínimo gesto hacia ti, lo tomas con pinzas y lo analizas detalle por detalle tratando de convencerte de que lo hizo porque le agradas y puede pasar algo más: que te inició la conversación, que te sonrió, que te agregó a su facebook sin que se lo pidieras, que te saludó, que te ofreció ayuda, etc.
Todo sirve para darte una pista de lo que puede sentir por ti, quizás exageres y seas demasiado positiva o tal vez demasiado negativa.
Un mínimo gesto de desagrado –que tal vez no lo causaste- (que no te respondió el saludo ni el sms que le mandaste, que no te respondió en el msn) lo tomas como si te odiara con toda su alma. Hay dos posibles salidas a esto: o tratas de mejorar las cosas y lograr que cambie de opinión o te auto torturas recordando la terrible experiencia.



4. No importa cuantas decepciones te lleves de él, ni cuántas veces jures olvidarlo y sacarlo de tu cabeza, ni cuántas choteadas sutiles te dé, tu sigues fiel a la causa.
Qué mas da si tus amigos lo vieron besándose con otra, y que fue el causante del rompimiento sentimental de una de tus amigas, mientras no lo veas con tus propios ojos no lo crees. Que más da si parece gay, si es un abebado que no toma la iniciativa, si pertenece a un círculo de amistades diferente al tuyo, si te ha rechazado abiertamente –ésta última en muy pocos casos existen chicas que tenemos autoestima-. Igual, lo odias por un rato, te decepcionas pero al cabo de unos días –horas o semanas- vuelves a las andanzas.

5. Las conversaciones en el msn no son las mismas ni conservan el carácter de las otras.
Puede que nunca consigas su mail, como también puede que sí –eso pasa la mayoría de veces-. De ser el caso, allí ocurre un gran problema: estás esperando y rogando que se conecte, peor al momento en el que ocurre no sabes qué hacer ¿le hablo o espero que me hable? ¿Por qué no me habla?, se demora en responder ¿le importaré?.
El msn se convierte en un indicador más con el cual dependes para conocer tus posibilidades con el objeto de tu afecto.

6. Hablas hasta el cansancio de él, es más tus amigos desean conocerlo porque no se explican como puedes mencionar demasiado de una persona.
Que él dijo esto, que le pasó lo otro, que te respondió así, que te sopló en el examen y un larguísimo etc. Si te dieran monedas por cada vez que lo mencionas serías millonaria.
Es increíble cómo puedes llegar a estar, ésta es una de las circunstancias más graves, cuando realmente algo en ti esta pasando hacia el susodicho.

7. La pinta es lo de menos.
La clásica, es más lo leí en un libro de secundaria hace muchos años atrás. Pese a que nos venden en la publicidad y películas modelos de belleza ello no implica que sólo los bellos tengan pareja, sino salgan a la calle y compruébenlo con sus ojos.
Cuando alguien te agrada –dejando de lado lo superficial- dejas de lado su apariencia física – en algunos casos sí importa pero eso depende de la persona- qué importa si es gordito, bajto, con los dientes chuecos (digo nomás), para ti es lo máximo, no importa si tus allegados dicen lo contrario cuando le dan una mirada.

8. La felicidad ¿j aja j aja?
Crees que tu vida va a ser un paraíso si estás con él. Algunas exageran y hacen planes futuros, se imaginan la vida con él, El cómo sería si estuvieran juntos, y cómo lo afrontarían y la felicidad, etc.. Las –fumadas- alucinaciones con el “si fuera” nunca faltan y a la larga terminan por dañar cuando las cosas salen mal.


9. La canción que va contigo

Cada día experimentas algo nuevo con esa persona y tienes al lado una canción al lado para que te haga recordar algunos momentos. Si lo que pasó fue horrible tienes una balada o una cumbia tormentosa, si te enteras que está con otra pones una de despecho, si sentiste química pones canciones eufóricas.
Para cada chico y cada situación hay una canción. No importa que sólo el 1% de la letra tenga que ver contigo igual tratas de acomodar el resto. ¡Total!, la vida es un reality.

10. La intervención de la “mejor amiga”A veces cometes el error de contárselo a una amiga -cuya personalidad se basa en ser competitiva en TODO- y de pronto por arte de magia, empieza a tratarlo de manera distinta, a coquetear con él, y a contarte sus logros con el tipo, logros que por supuesto tú no has llegado a tener.



Es ahí que cuando te preguntan tus amigos si es que lo quieres, antes de responder, lo piensas dos veces (meditando el significado de la palabra) y te das cuenta de que en realidad no lo quieres como a otros (osea amigos, hermanos, mama, papa, etc), si ésa es la respuesta entonces te llegas a que es una ilusión no correspondida. Si la respuesta es -dejando de lado cualquier sentimiento impulsivo y dando la respuesta concienzudamente- que sí, pues eso ya es enamoramiento, el cual lastimosamente no es el tema de artículo así que pasemos a seguir discutiendo las consecuencias de la primera respuesta.


11. Y pasa el tiempo.(años , meses, depende de la fuerza de esa ilusión). y sigues pensando en él… aunque con menos intensidad porque puede que ya no lo veas.

Puede también que te hayas encaminado a olvidarlo como puede que otro chico aparezca y desocupe ese lugarcito de tu mente para chantarse allí, sea la razón que fuere –ya que no te hizo caso- terminas olvidándote de él y al recordar lo babosa que te ponías por él te puede dar vergüenza y decir “Qué cojuda fui”, te arrepientes de haberle dedicado un espacio en tu mente, canciones, artículos de despecho, en fin.. ya pasó y tal vez venga otro. si eso ocurre otra vez comenzamos el juego, esperando que no sea como la vez anterior.

Todas estas percepciones con síntomas propios de la ilusión, es forzar la realidad y acomodarla a nuestro “reality show”, a nuestra vida personal. Ser más tranquilo sería lo ideal pero es imposible, situaciones como éstas nos descuadran y pueden convertirnos en alguien que usualmente no somos – de un yo racional a un yo ilógico-. Recomendación: Tomarlo con calma, ¿qué más se puede hacer? Todos somos víctimas de ello alguna vez en nuestras vidas y los que dicen que no bueno, ¡Que corran las apuestas!.

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Para darle un toque más tropical al asunto, alli va una cancion que puede en algun momento hayan tarareado.

martes, 6 de enero de 2009

Iniciando un blog...


Tengo problemas para dormir (no me da sueño hasta altas horas de la noche)y debido a que tanta TV y navegar horas y horas en internet puede resultar cansado, he decidido dedicar mi tiempo a otras cosas distintas.


Ahora de vacaciones me resultó factible escribir un blog en el cual poner mis reflexiones acerca de algunas situaciones del día a día, unas más resaltantes que otras, pero en fin reflexiones y comentarios.


Espero que esta tarea me acompañe por mucho tiempo y pueda entretener a aquellos lectores que se animen a leer el blog.


Es por eso el nombre: Mis reflexiones noctámbulas. De noche es el momento ideal que utilizo para escribir, espero que les guste.