domingo, 15 de febrero de 2009

LO BUENO Y MALO DE GUARDAR LAS APARIENCIAS


Don Florencio diariamente realiza una costumbre que ya es conocida por todos los del barrio: acomoda su silla en la puerta de su casa y se sienta a contemplar las ocurrencias del día a día. A la hora de almuerzo entra a su domicilio y cuando la tarde da sus primeros brillos está nuevamente en su puesto, listo para disfrutar el panorama de niños jugando en la pista y muchas cosas más.
Esta práctica se intensifica en verano, donde los días soleados son ocasión propicia para que todos los habitantes salgan de sus casas a refrescarse regando el jardín, a chismosear, a mirar a sus pequeños hijos o nietos jugar, a pasear en bicicleta, etc.

Con una rutina así, como la del “ilustre” vecino, es imposible no saber –o al menos es imposible no tener una idea- de lo que cada individuo de la zona hace: los ve en la mañana salir al trabajo y volver a horas de la noche, ve a las quinceañeras coquetear con sus enamorados en la puerta de la casa, a los hijos mayores del compadre del frente vagar y jugar fulbito, al jubiladito cortar su jardín, a la doña salir al mercado y regresar con muchísimas compras, al yerno llegar con un carrazo, etc.
Ni el vecino más reservado logra escapar de los comentarios, basta cómo salgas de tu casa, a qué hora y con qué ánimos. Todo es motivo para originar un chisme. Que si trabaja de noche es que está haciendo algo malo, que está un poco panzona entonces está embarazada (¿y la existencia de los rollos?), que si ya no sale de la casa entonces lo han botado del trabajo, etc y más etc.

Es difícil desligarse de los rumores que se originan en todo ámbito, trabajo, colegio, universidad, en todos siempre habrán datos que desmentir o comentar. Así es la vida, hay que lidiar con ello (Después le apanan todo a la Urraca, como si sus fieles aprendices no estuvieran al acecho.) y aprender a tomar con frescura –y sin mucho hígado- lo que pueda circular sobre nosotros por allí a pesar de que no sea verdad. Aunque cueste y mucho.

Cierta coraza existente para poder captar la positiva calificación de todos los que nos rodean es fingir, pretender ser alguien que no somos, ¡Que levante la mano aquel que nunca lo haya intentado!, ya sea para caerle bien a los nuevos suegros o para evitar habladurías cuando llegas a un nuevo ambiente laboral, en algún momento de nuestras vidas hemos tenido que optar por esa alternativa. Algunos lo convierten en su deporte favorito, otros -con el cargo de conciencia- evitan hacerlo más de lo necesario.
OJO no confundir ser amable y diplomático con Fingir, el hecho de que a veces tengas un genio pésimo no significa que para ser “sincero” debas tratar mal a todo ser que se te cruce.

La hipocresía existe y seguirá existiendo, guardar las apariencias para evitar que hablen mal de nosotros o se enteren que estamos en una terrible situación puede ayudar mucho en mantener nuestra privacidad, pero en caso de que ya no pueda ser ocultado ¿qué más da? Para qué negarlo, tal vez sirve para evitar a los Florencios del día a día y no darles un tema para un posible raje. ¿pero fingir por ejemplo ante el chico que nos gusta o ante la familia, serviría de algo? De las tropezadas y amenazas de tropiezo hay algo que he aprendido a tener muy en claro: Ser como somos y punto, nada de seguir a mamá cuando nos dice que por no vestirnos sexy estamos solas o fingir no saber nada para que un pata nos ayude o hacerse el “papi” para que una chica te mire. A la larga el engaño nos pasa factura así que lo mejor para conseguir tener a nuestro lado personas que realmente nos valoran es ser tal y como siempre somos, duela a quien le duela.


4 comentarios:

Cristina G. dijo...

Es mejor simplemente tratar de ser siempre uno mismo :D y no tener miedo de serlo.. ese es mi lema :P

besazo,
Cri

Anónimo dijo...

Hay gente que sólo se dedica a hablar, normal, hasta puede ser bueno. Lo malo es cuando la lengua no sólo emite sonidos, sino que toca y trae problemas, con alguien, en la chamba, entre tus patas...

Y en cuanto a las poses, uno nunca sabe. Las máscaras cuestan, hacer todo bien para mantener el andamiaje es algo que cobra intereses y todo, aunque no siempre resulte. También existe la duda sobre alguien completamente auténtico y eso es terriblemente fatal...

brendix dijo...

Ser uno mismo es importante sobre todo con las personas que más queremos y nos importan. Por otro lado creo que probar nuevos estilos, o intentar nuevas cosas no tiene porque significar fingir, solo estamos probando y si nos gusta continuamos haciéndolo. Total parte de la vida tambien es atreverse a hacer cosas diferentes y nuevas porque sino entonces nunca evolucionaríamos.

Noé Alvarado dijo...

es mejor que me odien por quien soy...que me amen por quien no soy...

lo dijo kurt