domingo, 18 de enero de 2009

Y LOS SOLITARIOS SE ACOMPAÑARON EN SU SOLEDAD




Al parecer en mi círculo de amistades las decepciones amorosas van y vienen, podría incluso dividir sus opiniones en tres grupos: el primero, los que inician relaciones sentimentales pero se quejan todo el tiempo de las fallas en éstas; el segundo, ubicado al otro extremo, en donde están los que se lamentan de no poder entablar ninguna relación. El tercer y último grupo -ubicado en un término medio de ambas posiciones- es el de aquellos cuyas desilusiones amorosas les hacen afirmar que aún no han encontrado al hombre ideal pero que en algún lugar está ese individuo y lo van a esperar.
“Una princesita merece a un príncipe” es la frase que una amiga me repite constantemente –sin comentarios- y ésta no hace más que retumbar en mi cabeza y elucubrar una serie de conclusiones. Curiosa frase pero extraña la forma en que suena: ¿Así que me decepciono de alguien y entonces me doy cuenta que sólo un hombre de características súper especiales podrá aquejar ese dolor? o ¿Pretendemos estar molestas por los rechazos de ese malnacido y entonces lo menospreciamos como la zorra con las uvas?
Vaya manera de querer olvidar, ¿Funcionará?
No lo sabremos hasta ver los resultados, mientras tanto que más da, lo principal de todo ello es que cuando nos dan nuestras rabietas, nuestras quejas, narramos nuestras ilusiones y desilusiones tenemos a un grupo de acogedores amigos prestos a aconsejarnos y a contarnos también sus pesares convirtiéndose en una especie de intercambio de consejos, lecciones y de historias. Y aunque estén divididos en los no creyentes o creyentes en el amor -y también a los que les da lo mismo-, sus puntos de vista serán válidos acorde a la situación que queramos desahogar.
Parece un club, “El club de los Desamorados” (los burlones dirán “los despechados” pero creo que el club desborda ese término e incluye más cosas).

Mientras almorzaba con mi hermano le pregunté si ya había hecho amigos en la academia, ante su negativa le cuestioné el hecho de que siguiera almorzando solo en aquel lugar.
- No como solo, como acompañado
- ¿de quien?
- de las otras personas que también comen solas
- ¿así? ¿sin hablarse?
- Los solitarios nos acompañamos en nuestra soledad

En un primer momento pensé que era un pretexto para justificar su flojera de entablar relaciones interpersonales, pero en un segundo plano apliqué la sabia frase a la vida cotidiana y llegué a la cuenta de que “El club de los desamorados” ha sido básicamente eso. Personas con gustos comunes y con puntos de vista similares acerca de la sociedad –es por ello la amistad-, pero sobre todo con la capacidad de acoger a cuanto compañero con líos amorosos lo necesite. Y pese a que muchas veces ellos tampoco tengan la cura a sus dolores, al menos el apoyo y la compañía sirven para paliar cualquier rebrote.
Es así como los solitarios se acompañan en su soledad.
¿Por qué quejarse de su “soltería” teniendo amigos así? no me atreveré a responder la pregunta, lo dejo a su criterio. Sólo me queda enumerar algunas lecciones que aprendí en “El club de los desamorados”.
- Formando parte del grupo puedes conocerte en tu soledad como persona y como amigo. ¿Podrías hacer estas cosas en otras circunstancias?
- Al acostumbrarte a valerte por ti mismo y encontrar que otros también son así adquieres más fuerzas para enfrentar las dificultades.
- No hay de qué lamentarse mientras tengas amigos en quien confiar.
- Una amistad perdura más que un romance.

Cuenta Borges en un libro una anécdota de Schoppenhauer: él salía a pasear por el bosque y se encontró con una señorita que hacía lo propio todos los días, a ella le encantaba pasear sola por el bosque, Schopenhauer disfrutaba también haciendo lo mismo. Un día ambos salieron a caminar al mismo tiempo pero por su lado. Y entonces los solitarios se acompañaron en su soledad.

La siguiente canción es para aquellos que se acompañaron en su soledad y terminaron con resultados inesperados, y también para los que se identifican con “El club de los desamorados”.

2 comentarios:

brendix dijo...

como siempre VANE das en el clavo

azabache dijo...

noooooooooooo niñaaa no hay qe verlo como qe "soledad"

miralo como... es un tiempo para nosotras, gastamos dinero en nosotras sin tener q comprarle NADA NUNCA :DD

creeme, hay momentos en qe una quiere esa "soledad"