domingo, 29 de marzo de 2009

¿NIÑERA YO?

Eso mismo me preguntaba el día en que mis primos decidieron confiarme a su hijo de dos años para asegurarme de que no le pasara nada durante una noche – es decir cuidarlo, ja!-.
¿Me vieron cualidades? ¿Por dónde? ¿Se olvidaron de que no sé ni siquiera cambiar un pañal, y por último, ni cargar correctamente a un bebé? No tengo la menor idea de por qué me eligieron, sé que inspiro confianza pero…bueno, agradezco la chance, no me quejo, las cosas no han resultado tan malas, por así decirlo.
Digamos que los niños y yo no tenemos una muy buena relación, y no porque los deteste –sería conchuda, yo también he sido una de ellos y de las más traviesas- sino porque juntos no funcionamos, me es difícil la convivencia. Ver sus jueguitos ingenuos, sus mañoseras, sus travesuras, que sean hiperactivos, no lo sé: soy joven y a pesar de ello, simplemente no les tengo paciencia. Dado que soy una de las menores de la familia –mis primos son casados y con hijos- tengo que estar rodeada por ellos en ciertas ocasiones enuncio todo esto por experiencia.
Ante el nacimiento de cada bebé, el asombro llegaba a mí, era tierno ver a esas criaturitas diminutas venir al mundo y ser el foco de atención, cada gesto era digno de admiración – a veces solía encontrarme en ese grupo-, lo difícil viene cuando comienzan a crecer, a llorar, a destrozar todo lo que se les atraviesa en el camino, a corretear.
Para demostrar que no soy mala, en algunas ocasiones familiares la hice de “Yola Polastri” animando a los babys –esa chapa me la pusieron mis tíos- y créanme terminé exhausta con un montón de critters queriendo jugar conmigo. Lo paradójico es que a partir de allí –sin proponérmelo- cada vez que mi madre los visitaba, los niños reclamaban mi presencia, no se de dónde ni cómo cada vez que me veían querían jugar conmigo, que los cargue – ¡auch! eso duele una vez acabé con dolor de espalda - que los lleve al parque, en fin a pesar de mi “agrado” por ellos me gané su simpatía y ocurrió una de esas cosas que no tienen razón de ser, como diría mi amiga Ingrid.
Ante los nuevos deberes maritales de la niñera oficial de Santiaguito, mi primo vio en mí a la candidata idónea para reemplazarla. De esa manera cada vez que él y su esposa salieran yo tomaría cuidado del bebé. En principio era una tarea fácil, siempre lo encontraba dormido y sólo me cercioraba de que no se despierte ni llore, yo feliz. No había ningún problema y mientras tanto yo aprovechaba la vigilia leyendo o haciendo cosas de la universidad. Si así les era útil, para mí era genial.
Sin embargo siempre existen y existirán “peros”, pequeños conflictos que deben surgir porque la vida no es fácil, es por ello el post de hoy.
Cuando una de esas veces llegué a cuidarlo –en mi cuarta o quinta vez como niñera-, las reglas del juego habían cambiado: la señora que atiende la casa debía irse y el bebé aún no estaba dormido. Esa era mi chamba ahora. Recuerdo claramente las palabras de la señora:
- Échate un ratito con él nomás y ya vas a ver cómo se duerme, es fácil.
- ¡Oh! claro -dije yo- y me eché al costado de la inocente criatura.

No sé si los niños son tan intuitivos como parecen pero al notar que me echaba a su costado, el bebé soltó un llanto inconsolable –como si invadieran su territorio-. Un llanto que reclamaba a la señora.
- Hijito, me tengo que ir, pero tu tía te va a cuidar, mira.
- waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! waaaaaaaaaaa!
- Mira tu tía te quiere mucho, santiaguito me tengo que ir
- ¡waaaaaaaaaaa ¡waaaaaaaaa! (traducción: ¡Y a mí que #@”#%&$ me importa, no me dejes con esa bruja!)

¡Lo que decían los gestos de Santiaguito!, se abrazaba a la señora y no la soltaba, es más, al verme empezó a hacer el gesto de adiós, como si quisiera dejarme sola. Lo que vendría sería de mucho aprendizaje.
Y la señora tuvo que irse, y el bebé aún no se dormía y seguía llorando, estaba a punto de volverme loca. No importaba cuántos besitos le diera o cuantas veces le acariciara la cabeza, fiel a la causa, él me seguía rechazando.
Lo cargaba y lo paseaba por la casa, le hacía caminar, le mostraba los dibujitos, le trataba de dar el biberón …., Nada. Supongo que lo que escuchaban los vecinos era peor que verlo en vivo, ¡con semejante llanto!, ¿cómo lidiar con eso?.
A punto de llorar de la desesperación y hacer un coro junto al bebé, no sé como se me ocurrió -allí arrodillada en el piso- abrazarlo fuerte. Santiaguito se calmó.
¡Dios fue increíble1, ¡se calmó! yo arrodillada y él abrazado a mi cuello, uhm, bueno diría que demasiado.
El bebé comenzaba a babear en mi polo, sus pocas lagrimitas caían en mi hombro, pero estaba comenzando a conciliar el sueño. El asunto complicadón residía en que me estaba cansando de estar arrodillada, pero si me movía corría el riesgo de que llorara de nuevo.
No sé como maniobré y logré sentarme en el piso, Santiaguito lloró de nuevo un poco y volvió a abrazarse más a mi cuello. Si hubieran visto la imagen: yo sentada en un rincón de la habitación con la tele prendida y mostrando “Barnie”, el bebé abrazado a mí durmiendo mientras yo le acariciaba la cabecita, imagen digna de un drama. Nunca lo hubiera imaginado, pero logré mi cometido y creo que luego de acostar al bebé llegué a la conclusión de que no soy tan dura como pienso.
Si pude hacer que deje de llorar creo que estoy lista para cuidarlo otro día más. Eso no significa que me haya reconciliado con los niños en general, sólo que soy más tolerante.
Que tengan una buena semana queridos lectores, me despido –por el momento- con una frase: UN BEBÉ DERRITIÓ LA FRIALDAD DE LA NOCTÁMBULA.

17 comentarios:

Minerva dijo...

Hola!!

Igual que tú, mi relación con los niños es algo difícil, pero tengo mis ratos...

Gracias por pasarte a mi blog, eres bienvenida cuando quieras.

Y sí, todo lo que escribo en él está inspirado en alguien.

SALUDOS!!

Andre dijo...

Yo cuido a mi sobrina y simulo qué es ser JOVEN ADULTO, como diria Fuguet. En los primeros dias son terribles, luego ya les coges la gracia cuando tienen uso de razon. Personalmente, nunca cargo a los bebe recien nacidos. Se ven fragiles y da nervios.
De hecho, recuerdo haber estado deacuerdo sobre el aborto hasta que vi nacer a mi sobrina. Como dices tu, también desquebrajó la frialdad, pero de un noctambulo.

Andre

Omar dijo...

Y dije alguna vez.. que ojala que cuando sea padre, me entreguen a mis hijos, ya con 5 o 6 años, para no tener que lidiar con situaciones como esas.
Pero poco a poco, entendi que lo lindo de ser padre o madre es eso, tener la oprtunidad de cuidar de tus hijos desde que son bebes, y que situaiones como la que relataste hacen que ser padres sea maravilloso..
Heey. .por no quiero decir que quiero ya tener hijos, o que quiero que algun familiar me deje a cargo de algun bebe de la familia.
Solo que.. cuando llegue el momento espero estar preparado ..
Saludos...y gracias por seguir mi blog..

Cinthya Castillo dijo...

Yo adoro los niños, peeeeeeeeeeeero no soporto malcroiadeces, kizas por eso mis sobrinos a pesar ke ni a sus papas les hagan caso a mi si!
Gracias por la visita! :D




Besitos de café.

brendix dijo...

Bueno yo tampoco tengo mucha paciencia cn los bebes y niños en general. Trato de ser amable y complaciente en lo q pueda pero si colman mi paciencia entonces no me importara cuanto lloren ja!...q mala!!!..pero seguramente el día q me toque cuidar al mio propio me será más fácil la ternura, paciencia y ángel puesss sabré que salieron d mis entrañas y q yo soy la q lo trajo al mundo. Besitosss bye!

Jorge Martin dijo...

los niños son dificiles yduros con sus declaraciones...pero saben querer a las personas que les quieren. nos leemos

Anónimo dijo...

ohh salio tu lado maternal!!XD, todas lo tenemos creo, en ocasiones no agaunto a los niños pero en otras m derrrito y m inspiran mucha ternura ^^, hsta q crefcen y se ponen malcriados -.- jaj nah. X los comntarios q veo n tu blog parc ser q la gnt no tiene mucha paciencia a los niños pro sí les gustan, vaya paradoja xD....Nos vmos vane


bsitos.

Mustafa Şenalp dijo...

Çok güzel site.:)

Damian dijo...

mis sobrinos me adoran, soy el tio favorito de muchos.
ahora q casi bebes no, pero ahora q pasan los 2 la mayoria, si me quieren y eso que los veo de cuando en cuando
gracias por pasar por mi blog y seguirme.

Dai dijo...

Los niños tantas veces nos sacan de quicio, pero es imposible no adorarlos.
Tanta ternura e inocencia.

¡Qué estés bien!

Anónimo dijo...

xD

Hombre Cotidiano dijo...

Yo también tengo una relación dificil con los niños. Digamos que no soy muy paciente pero uno debe recordar que en algún momento nosotros estuvimos en sus lugares y probablemente hacíamos las mismas cosas...

P.D: Yo también soy noctámbulo :)

Anónimo dijo...

Son manipuladores y a la vez, de los que aman estar con quienes menos los estiman.

En cuanto a los niños, ya no sé como tratar con ellos, a pesar de no ser taaaan viejo, siento como si entre uno de 6 y yo haya como 40 años de diferencia. Los de ahora son más faltosos, más caprichosos, más pendeivis.

Y sí, agarran más gracia al crecer, como que ya comienzan a comprenderlo a uno.

Supongo que todo esto cambiará si alguna vez llegó a ser padre.

Mango dijo...

jajajaja
no sabes como odio a los pitufos...digo a los niños.... jajaja
besitosssss

@webero01 dijo...

y pensar q en algun momento, nosotros tb hemos sido niños xD,,,


osea,, a nosotros tambien nos han tenido mucha paciencia jaa,,,

saludos,,,

"MI CASA ES UN HOSTAL"(Pibot) dijo...

A mí los niños me agradan,bueno pero nosé si vivir con ellos el día a día,tener que cuidarlos acada rato,jugar con ellos cuando yo también kiero otros juegos de adultos jeje,tener que cocinarle,cambiarle de pañales puajj jaja,nosé talvez sólo me han gustado porque sólo jugaba con ellos en algun momento,cuando visitaba a algun primito,sobrinito,etc,bueno sé que ahora no pienso en niños talvez más adelante,antes quiero lograr todos mis SUEÑOS,suerte en tu blog,me gustó bye :D

Betoxico dijo...

ASu yo cuido a mi sister desde q era pequeñaa y como soy el mayor pushaa......peor pss

He cambiado 1 sola vez pañales y fue la peor experiencia d toas....!! ag. me vienen recuerdos a la mente

Estoy contigo en el dolor hermana